miércoles, 21 de abril de 2010

Estambul. Visto lo visto.

Bueno, como para venir a NZ hice escala en esta ciudad de cansinos donde los haya (dicho con cariño, suelo ir con Turquía en los mundiales), voy a contar lo que me pareció, ya que Sole (o Soleimán el Magnífico... Bloguero por ejemplo; el juego de palabras me es inevitable), colaborador honorífico de este blog, es un enamorado de Estambul y me contó muy amablemente qué no debía perderme. Incluso le he oído decir que se compraría una casa allí, lo que no me dijo es que lo haría si tuviese petróleo debajo, porque de otro modo, no me lo explico.

Estambul tiene lugares de bastante calidad histórica, las mezquitas son cojonudas, por no repetir adjetivos que estén en las guías y en los libros de historia, pero vistas las 4 ó 5 más importantes, que están más o menos cerca, y vistas las vistas sobre la ciudad (aquí sí redundo), pasados tus ratos agradables y… y ya, no es necesario estar ahí cinco días. Lo que digo es que turísticamente es una ciudad de fin de semana, o seguramente era yo que no tenía la cabeza puesta en Estambul, estoy que digo es muy muy subjetivo. Las calles son feísimas. Para mi gusto lo mejor fue encontrar mezquitas y lugares donde no había turistas. Tras el primer día tenía la sensación de haberlo visto ya todo. A mi amigo, que estuvo cinco días, dice que le sobraron dos, y eso que iba emocionadísimo después de haber leído un montón en su vida sobre aquello, incluidos libros de Onhar Pamuk, ¡hasta acabarlos!

Y que se me disculpe si es que no sé apreciar los embriagadores olores de sus calles, si no sé disfrutar de ver quince hombres entre mujer y mujer que ves por la calle, si no sé convertir la hostilidad (cansinos) de los bazares en empatía, si no sé obviar comiendo kebap que al que lo corta se le caiga un tomate bien madurito que tenía pinchado arriba a la acera de la calle, que no rueda claro, todo el jugo se mezcla en la acera, y que ni corto ni perezoso, alehop, otra vez el tomate al escaparate delante de sus clientes. Me acordé de aquellos que no son pocos que dicen que no comen kebap. Especialitos, yo que como las cosas que se me caen al suelo…

Ah, y lo de que Turquía es el estado más laico, my ass. A lo mejor del mundo musulmán, pero eso es decir bien poquito. Dan igual sus prentesiones aconfesinales de su constitución de hace un porrón de años, que mientras se permita que un minarete machaque todos los días a las 5 de la mañana a todo el barrio, pues como que no me convence… Por cierto, como ya me aclaré definitivamente la diferencia entre laico y aconfesional, en Turquía, de laicismo, cero patataro, mientras que de aconfesionalidad, más bien es un quiero y no puedo.

También ya definitivamente me he resuelto la diferencia entre catolicismo y cristianismo, y lo he intentado de nuevo con la diferencia entre ética y moral, pero ésta sigo sin encontrarla. Lo que da paso al siguiente párrafo confidencial:

Estuve de viaje entre trayectos, aeropuertos y aviones, dos días sin cambiarme, y como uno se quiere descalzar en el avión, y no tiene donde asearse, pues me metí en los lavaderos de la mezquita y procedí. En los baños normales tienen a un chaval para no dejarles, y carteles diciendo que no se laven ahí, que para eso están los lavaderos (claro, pensado que luego vas a rezar). Ahora judgazme, pero que sepáis que le pedí a Alá (si mi dios no está presente en mi tierra, por aquellos lares ni se me ocurrió) que me llegase la maleta facturada en Estambul a Auckland, haciendo escala en Abu Dhabi y Sidney sin verla, y me concedió mi deseo y la maleta llegó, luego doy por hecho que tengo su perdón. ¿Os atrevéis a juzgarme vosotros? ;)


Respect!

¡Saludos australes!


2 comentarios:

  1. Joder como te tiembla el pulso en el vídeo.
    Yo no he estado en Estambul, pero veo a ti no te han conquistado todas esas cosas tan bonitas (y a la vez tan abstractas) de las que hablan las guías (por no repetir los clichés del post anterior): que si ciudad bulliciosa y palpitante, que si hay que perderse entre sus calles y su gente, que si hay que disfrutar sus aromas y sensaciones únicas, que si es la perfecta mezcla de tradición y modernidad...
    Buenas noches!

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  2. Lo mejor de verdad, es que no está para nada globalizada. Muy auténtica. Pero eso no me hace querer volver...
    Veo que no he removido en absoluto a Soleimán con este post, que decepción, cada vez que le comento algo pasa completamente...

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