miércoles, 6 de enero de 2010

Son los Reyes Magos

Lo mejor de los reyes magos no es cuando eres niño y te lo crees a pies juntillas, sino cuando a los 6 ó 7 años, ó 12 para 13 como mi primo, descubres que todo es un camelo, o un engaño mejor dicho, porque entonces no conocíamos la otra palabra. La ilusión hace aguas, pero por contra te conviertes en lo que podíamos llamar un niño adulto. Y eso un alivio, porque te das cuenta del alcance fabuloso del montaje. No creo que sea ningún chasco como la gente piensa o suele decir, sino un alivio sólo de pensar lo que sería ir por ahí creyendo en los reyes magos, cuando ya no tienes edad. No creo que ningún niño piense que vaya putada, que aún le quedaban un par de añitos de creer sin que nadie dijera que qué cortito.

Pero tampoco hay que decírselo al niño, sobre todo si es mayor, porque también me parece durísimo crecer sabiendo que no lo pillaste por ti mismo, sino que te lo tuvieron que decir. ¿Cuál sería la edad límite a la que hay que decírselo? Para que no se rían de él en el cole o por su autoestima futura, o sino porque que lo sepa supone automáticamente para los padres reducir drásticamente el presupuesto para futuras noches de reyes. Si uno comete el error de decírselo a un niño ya mayorcito, lo mejor sería decirle: mira, para compensar que crecerás sabiéndote bastante cortito, lo mejor que puedes hacer es seguir haciéndote el tonto, no te costará, para que te traigan más cosas.

Arquear la ceja, rascarse la barbilla y decir: me la están dando con queso. ¿Recordáis ese momento? ¿Os acordáis de vuestras primeras sospechas?

Yo me acuerdo perfectamente de mi pregunta más inquisitiva: ‘Papá, 3 reyes a camello, por muy mágicos y ultrasónicos que sean durante sus desplazamientos, es que ni de broma da tiempo a ir a todas las casas y tomarse el tiempo de dejarlos con cariño’. ‘–Ten en cuenta que van con pajes y ayudantes’. ‘–Como si van con Superman. No da tiempo ni de broma’. Ese lance fue decisivo, ahí dije ¡basta de mentiras!. Si en este punto te niegan la evidencia, no desesperes, aún te queda buscar los regalos por la casa. Como no teníamos maldad, íbamos corriendo a decir que los habíamos encontrado, pero nos pilla como somos ahora, y los volvemos a esconder y se los ponemos nosotros a ellos, no, mejor nos los ponemos a nosotros mismos como si de veras hubieran sido los Reyes Magos.

Antes hubo otras sospechas de las que no salí victorioso. Una de las primeras suspicacias que recuerdo, pongámonos 5 años a mi y 9 a mi primo, suponiendo que también le pasara, cuando se me olvidó escribir o enviar la carta en fecha, y el día 5 que me lleva mi padre a toda prisa al buzón. Papá, ¿dará tiempo para que la reciban? Sólo mira los horarios de recogida y mañana es festivo. Pero la primera sospecha posiblemente fue cuando creía que los reyes de la cabalgata eran los de verdad y me enteré de que esa no era la única cabalgata. Vale, no son los verdaderos, son actores, comprensible, están preparando lo de esta noche, pero entonces, ¿por qué ocultar esto? Mmm… Seguiré creyendo, pero algo huele a chamusquina por aquí…

Recuerdo perfectamente el berreo que se pilló mi primo cuando me comí los polvorones que puso a los camellos. Al día siguiente le di algunas pistas y anduvo cerca de cogerlo. Le dije: ya casi lo tienes, ya casi descubres el pastel. Y me viene al rato to orgulloso con el roscón. En fin…

Otra cosa, ¿qué problema hay en no tener Rey Mago favorito?

Perdonad…. ¿¡QUIÉN ANDA AHÍ!?

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